ADORADORES EN REPARACIÓN AL SANTÍSIMO SACRAMENTO DEL
ALTAR
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El Amor no es amado… el Amor es ignorado, despreciado, relegado al último
puesto… hagamos la deferencia… amémosle por los que no le aman… obedeciéndole en
TODO… cultivando con mucha atención los detalles más exquisitos de nuestra fe,
de la virtud; seamos diferentes porque nuestro corazón es sensible a la voz del
Amado… seamos diferentes porque nuestra respuesta al Amado es con prontitud y
gozo… seamos diferentes porque el alma se nos va detrás del Amado…
Reparemos… consolemos… adoremos… glorifiquemos… sirviéndole con santa
humildad y pureza de corazón, de mente, de cuerpo al Dulce Huésped del Sagrario…
Nuestra voluntad adherida a su Divina Voluntad… para consolarle de aquellos
hermanos que lo desobedecen abiertamente… Nuestro corazón desbordando amor a
diestra y siniestra para reparar el desamor, la ingratitud y las blasfemias de
tantos hermanos. Nuestra conducta, actitudes, vestimenta, palabras, sentimientos,
pensamientos…, puros, exquisitamente puros para reparar la pobreza de tantos
hermanos en la casa de Dios, en la presencia divina, en la celebración de la
Santa Misa, en la recepción de los Sacramentos, en la adoración…hermanos que
han hecho de la Casa de Dios un encuentro social, donde no existe el silencio y
recogimiento requerido, ni la reverencia que debemos a la presencia del Dios
del Sagrario.
“Padre Santo concédenos la gracia de ser verdaderamente adoradores en espíritu
y en verdad, de obedecer ciegamente, de llenarnos de Amor porque vivimos por
Amor… Madre Santa enséñanos a amar a Jesús
como tú le amas…con la misma intensidad, humildad, pureza, alegría…”
Unidos a la Iglesia
Triunfante, a la Iglesia Purgante, a los Coros Angélicos, adoramos, reparamos y
consolamos como Iglesia Militante al Dulce Huésped del Sagrario… porque Dios
vale la pena…
Desde la Soledad
del Sagrario
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