Vengo buscándote
porque te necesito
porque te necesito
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Vengo cansada, por el peso de
la vida. Vengo agotada, por el trabajo incansable de estar levantada
sosteniendo la columna del hogar que se
desploma…porque la luz de la verdad deja al descubierto el engaño y la mentira
tan bien ocultado por tantos años.
Vengo
con el corazón estrujado y el llanto aguantado porque delante de los hijos no
se puede dejar correr el dolor, la angustia y las heridas que crucifican… los
hijos nada saben… el saberlo sería mortal para ellos… podrían confundidos
desesperarse y tomar actitudes de rebeldía, florar sentimientos y coraje que podrían
hacerles mucho daño… No, los hijos nada deben de saber… Madre mía… ellos no
deben conocer la magnitud de mi dolor…
Vengo a desplomarme en tus
brazos, a llorar a cantaros en tu pecho, a quejarme dejando salir todo el peso
que me aplasta porque no hay otro lugar donde encontrar la paz que
necesito, el consuelo de tus palabras, de tus caricias, de tu mirada, de tu
Amor… porque solo Tú tienes palabras de vida eterna que suavizan mi alma,
animan y levantan mi vida que se encuentra hecha pedacitos en estos momentos.
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La traición tan bien guardada…
donde las apariencias de amor, de sinceridad, de gusto por estar a mi lado se vienen abajo al ver que todo era un
teatro… ¡Oh Dios mío!!... solo Tú eres
fiel… ¡solo Tú eres el mismo siempre!!...
Tú nunca cambias… cuando dices que me amas es para siempre…
¡Que frágil somos!!... se ha caído en pedacitos
el castillo de mi hogar... pero que digo… no, no puedo decir nada… mis hijos están
por medio… su salud emocional… su salud espiritual… no… Además mi Jesús, Amigo
de mi alma… el traidor nada me ha dicho… el traidor no sabe que lo se… ¡oh!!...¿es
que ha dejado todo accesible para que me diera cuenta porque ya no puede seguir
con la falsa? ¡Oh mi Dios!!...las emociones
me aplastan… los pensamientos me atormentan… necesito paz… vengo a tus pies buscándote…
ten misericordia de mí… ten misericordia de mi familia… de mi hogar.
Me pides que perdone… ¡Señor mío
y Dios mío!, siempre dispuesto a perdonar… no soy como Tú… necesito Tu ayuda
porque sola jamás perdonare… los pensamientos me hacen guerra… el verlo me
repugna… quisiera gritarle a la cara su traición… pero sé que no es prudente en
estos momentos…
Me siento como si estuviera en
el martirio, me está despedazando y nada puedo hacer… ¡Oh!!... quizás puedo y
ciega por mi dolor no veo la luz en el fondo de este abismo de dolor… no puedo
negar que mi amor propio esta destrozado…
Vengo a Tus pies… vengo a Ti,
mi Señor… y en Ti quiero quedarme… vente conmigo, ven a mi casa conmigo, ven y quédate
en casa porque sola me pierdo y acabo por hacer cualquier tontería que después me
voy a arrepentir siempre.
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Ven mi Señor, contigo puedo seguir cargando esta cruz de la
traición… contigo puedo, porque Tu presencia me da fortaleza, Tu presencia
alivia mis cargas… sosiega mi interior… contigo a mi lado puedo hasta sonreír, hasta
puedo pedirte por él y por ella… quédate Señor conmigo…hoy, mañana y siempre.
Desde la Soledad del Sagrario
Desde la Soledad del Sagrario
La traición a que te refieres no es más dolorosa cuando es la mujer quien la sufre, es igual para el esposo.
ResponderEliminarSe ha de reflexionar si la misma es el resultado de un proceso o un acto esporádico, sea de quien sea y sobre todo ¿por que se ha producido? A veces no nos damos cuenta que vamos fallando en la pareja, que olvidamos reavivar lo que nos unió, que damos por sentaod que debmos estar juntos porque si y ya está.
¿Exsite en ti eso que te izo dar el si? Dialoga y comprueba si en tu compañer@ también existe o se ha perdido, En el segundo caso habrá de preguntar ¿por qué? y sobre todo si etsas a tiempo de recuperarlo. Lo que Dios ha unido que no lo separe el hombre, y si era verdadero no muere.
Pasa por http://frayotitos.blogspot.com.es/ y comprenderás que siempre hay esperanza cuando hay AMOR
Fray Otitos… gracias por comentar.
ResponderEliminarEs cierto muy cierto que es tan doloroso para el hombre como para la mujer… quizás no me exprese correctamente porque en este caso me refiero solamente a la experiencias de unas hijas espirituales que las he visto llorar, sufrir y seguir hacia adelante por causa de sus hijos y el amor a sus esposos… a la verdad me ha sorprendido pues no he pensado en que la mujer sufre más que el hombre, solo me en centrado en el dolor de ellas en especifico. Les compartiré la dirección que ofrece… aunque no sé si se comuniquen, pues, ambas tienen director espiritual… Dios dirá.
En mi humilde opinión… en lo que he visto en mi larga y corta vida a tantos matrimonios destruidos… muchos han resucitado a una verdadera experiencia de amor conyugal como debe ser, con sus responsabilidades como conyugues, viviendo una fe seria y comprometida que ha sido como oxigeno a sus vidas… buscando la santidad en el matrimonio y en la familia… ¡qué gusto da estas familias!!
Otros no han corrido la misma suerte por motivos diversos donde la voluntad enferma y débil, un poco de soberbia y mucho amor propio herido, además de inmadurez y una fe que languidece, les han permitido salir corriendo por la puerta ancha del divorcio… donde los hijos son los más afectados…¡qué pena tan inmensa dan estas familias destruidas!!
Estoy de acuerdo con su comentario sobre los detalles pequeños o grandes que se van descuidando en tantos matrimonios hasta llegar a la ruptura porque el amor entre ellos se ha enfriado… por no mantener la reconquista presente en detalles que van alimentando el fuego del amor conyugal.
También existe la modalidad de creer que se está seguro y no huir del peligro en el primer instante de percibir la tentación, sino al contrario quedarse… cuando vienen a ver están sumergidos en la tentación que se ha vuelto como un pulpo que no les deja salir sino por el contrario van enlodándose más y más… donde la voluntad se debilita enfermándose… ya no tienen control de sus actos… el pecado ha salido victorioso… y todo por no salir corriendo ante el peligro eminente.
Aunque estoy convencida que los matrimonios deben estar cimentados en una verdadera y esplendorosa fe… que los alimente encamine por el camino de la santidad como matrimonios y como familia… vivir el amor conyugal al gusto divino… porque Dios es el centro de sus vidas y la alegría de Dios se desborda en el hogar, en la familia. Dios es el motivo real de la fidelidad conyugal… si se quiere ser fiel a Dios… se es fiel en el matrimonio y en todo…
Les compartiré la dirección que ofrece…