¿Puros? ¿Para qué?

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Para vivir en Dios, con Dios, por Dios y para Dios…

Hoy, en este nuevo cambio en las sociedades del mundo, surgen familias con una sed de pureza insaciable.

Pureza en el vestir, pureza en el hablar, pureza en los gestos, pureza en los sentidos, pureza en el estar  y en el ser, en el cuerpo y en el alma…

Es un grito que nace de lo profundo del alma… ser puros… sumamente puros… exquisitamente puros… todo en la persona hable de pureza…porque el interior reboza del manantial exquisito de la santa pureza.

Niños puros… padres y madres puros… familias que se distinguen por ese perfume exquisito, por esa presencia divina de Dios en sus almas… La pureza es una joya preciosa que muchos pierden porque no saben, no conocen el valor inmenso, eterno que poseen…

La pureza abre la puerta a la felicidad… un alma pura es un alma que vive las virtudes con mucha facilidad. La bondad, la ternura, la compasión, la humildad, la caridad, la fe, la esperanza, la templanza, entre tantas… van a apareciendo en el alma pura… porque el alma pura se siente irresistiblemente atraída por el camino de la santidad… irresistiblemente atraída por todo lo que Dios es…

Si… hay tinieblas de impurezas que arropan nuestro mundo,  nuestra sociedad… pero también es muy cierto, que hay pequeñas chispas de fuego que se enciende en los hogares donde la santa pureza reina en las familias como una hermosa joya guardada celosamente.

Bendito sea Dios que nos regala familias consciente de que caminamos hacia la patria eterna y hay que trabajar arduamente, pero con entusiasmo delirante, para llegar todos a tan amado y deseado puerto celestial.

Familias católicas a animarse… la felicidad se inicia aquí, en el tiempo y en el espacio… simplemente al poseer a Dios… al dejarse poseer por Dios… Vivamos unidísimos a Dios desde el corazón inmaculado de la Mater…

Dios les bendiga abundantemente con gracias y bendiciones de santidad, amadas familias.

Desde la Soledad del Sagrario